13 de abril de 2020

Reflexión de Lunes 13 de abril. Lunes de Pascua




Feliz Pascua a todos, queridos feligreses.

Cuando Jesús Resucitado sale al encuentro de las mujeres en el domingo de Pascua les dice: Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea. Allí me verán.

Hoy la Palabra se dirige a nosotros y nos repite: decidle al mundo entero, mis cristianos de Valencina de la Concepción, anunciadles que Cristo ha Resucitado y si quieren encontrarse con Él, si quieren verlo, decidles que vayan a su particular Galilea, que lo busquen en lo cotidiano de la vida, que lo descubran vivo y presente a su alrededor.

Y lo verán en el esfuerzo denodado de los sanitarios que arriesgan su seguridad por salvar la vida de alguien a quien quizás nunca conocieron, lo verán en todos los que han seguido exponiéndose a los contagios para poder realizar los servicios indispensables para nuestra subsistencia, lo verán en las fuerzas de seguridad que, por encima de su obligación, hacen todo lo posible por hacernos estos días más fáciles, lo veréis en el ejemplo de los niños encerrados, en la soledad del anciano que teme más contagiar a sus familiares que en su propia salud, lo descubriréis en los rostros de aquellos que aportan lo que saben y lo que tienen para la felicidad de los demás, en las religiosas que han cambiado la fabricación de dulces por el taller de mascarillas, en los estudiantes que se han convertido en fabricantes de pantallas, en la generosidad del casero que perdona el alquiler al inquilino en paro, en los voluntarios que siguen manteniendo estructuras como nuestra cáritas indispensables para poder seguir luchando por la dignidad de muchos últimos, en las palabras de ánimo y las oraciones vertidas en redes sociales, en el que pone lo que sabe al servicio del prójimo, en el confinamiento de una sociedad que ha optado por el encierro pensando en el bien común.

Buscadlo y lo encontrareis en el sacerdote que renuncia a un respirador para que pueda salvarse un padre de familia, en el matrimonio anciano que piden poder morir cogidos de la mano, en las lágrimas de dolor de una enfermera, en el llanto desconsolado de un médico, en el militar insultado y contagiado por defender a la sociedad, ene tantos y tantos ejemplos de entrega total que esta pandemia nos ha dejado.

Buscadlo y descubriréis el rostro del resucitado en el de tantas personas anónimas que en todo momento entregan su vida por el prójimo.

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