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Valencina de la Concepción



Los datos que figuran a continuación están extraídos de la Web oficial del Ayuntamiento de la localidad


Valencina  de la Concepción es un municipio de la zona norte del Aljarafe, de 24,7 Km2 de superficie, con una población que ronda los 8000 habitantes, cuyo casco urbano se localiza a 37º 24´ 57´´, 14 º de latitud y 2º 23´21´´ de longitud y su término municipal limita con las siguientes localidades:

  • Norte: Salteras. 
  • Noroeste: Santiponce. 
  • Sur: Gines. 
  • Sureste: Camas y Castilleja de la Cuesta. 
  • Suroeste: Espartinas. 
  • Este: Castilleja de Guzmán.



El término Valencina aparece por primera vez tras el repartimiento de Sevilla en la mitad del siglo XIII por el rey Fernando III. Según el catedrático de Historia Medieval D. Julio González en su obra "El Repartimiento de Sevilla" publicado en 1951, las toponimias de origen romano se castellanizaron con terminaciones ina, ana, ena... Así Valens - toponimio de un núcleo de población en torno a una villa romana- pasó a denominársele Valencina, igual que Constans pasó a ser Constantina; Tursus, Tocina...

La segunda parte de su nombre, de la Concepción, fue añadida por acuerdo del Ayuntamiento, pues, según la tradición, este pueblo fue el primero que reconoció la declaración dogmática de la Inmaculada de la Concepción, que el Papa Pío IX promulgó en Roma el día 8 de Diciembre de 1854, pero se le comunicó reservadamente a la Infanta Doña María Luisa que residía en Sevilla, la cual se lo dijo a su confesor, el Padre Manolito, Franciscano, el cual, para festejar la distinción que suponía el que su pueblo conociera antes que ninguno la promulgación del dogma.

Por Resolución del Ministerio de la Gobernación, de 14 de Febrero de 1948, se autorizó el cambio de nombre por el de "Valencina de la Concepción".

La situación privilegiada de que goza este municipio ha marcado su historia: su elevación, que la hace controlar el espacio en muchos kilómetros hacia el Este y el Norte; su proximidad al río; su abundancia en recursos naturales (agrícolas, ganaderos, mineros y pesqueros); y la cercanía a una zona minera, la de Aznalcóllar, hicieron posible que hace unos 4500 años, en la Edad del Cobre, se dieran los primeros asentamientos humanos.

Aquí se asentó un poblamiento que constituye una de las ciudades más antiguas de occidente, de la que se han encontrado numerosos restos de cabañas, zanjas, silos, pozos de agua y una buena cantidad de dólmenes.

Existió en este lugar posteriormente una villa romana, que luego fue alquería o alcaria árabe. Durante la Edad Media, Valencina perteneció a la Familia de Los Ortices, creándose entonces el título de Marqués de Valencina. En sus manos estará la villa hasta la extinción de los Señoríos.

Con la repartición tras la Reconquista, la mayor parte del término de Valencina pasa a ser patrimonio de familias nobles sevillanas hasta entrado el siglo XX .

A principios del siglo XX, la mayor parte del término de Valencina se la repartían entre el Marqués de Casamendaro, propietarios de la Hacienda de Torrijos - tal vez la más importante unidad territorial y económica del término- y los Condes de Tilly, dueños entre otras de la Hacienda y Molino del mismo nombre - datable del siglo XVII, donde podemos encontrar formas mudéjares, barrocas y neoclásicas-, que constituye el propio corazón del pueblo.

Pero se producen una serie de acontecimientos que cambiarán esta situación: la nobleza terrateniente pasa a ser sustituida por un nuevo patrono de enorme influencia sobre la sociedad local, Emilio Torres Reina “El Bombita”, torero que ya retirado pasó a ser propietario de casi la mitad del término de Valencina.

Emilio Torres se convirtió en el más poderoso patrón de Valencina, con un dominio casi absoluto de la sociedad local. Su actuación, junto con la menor representación de la pequeña y mediana propiedad, dará lugar a que se desarrollo en este pueblo un movimiento jornalero mucho más fuerte que en el resto de los municipios de la comarca.

En las décadas de los 40 y de los 50 se produce el abandono y posterior venta a precio casi de saldo de las propiedades de Emilio Torres, lo que dará lugar por primera vez en la historia de Valencina, al surgimiento de un grupo relativamente numeroso de pequeños propietarios, así como de algunos medianos, anteriormente pequeños agricultores, arrendatarios o colonos. Así es como el latifundio desaparece de Valencina. Ahora, los mayores propietarios no sobrepasan las 250 hectáreas.

La mayoría de estos nuevos propietarios, procedentes del círculo de clientes y aliados de Emilio Torres, tenderán a mantener el sistema de relaciones socioeconómicas y de poder de la comunidad, pero el equilibrio de fuerzas existentes entre ellos impedirá que ninguno pueda convertirse en el nuevo vértice del sistema.

A partir de los años 60, con el surgimiento de un nuevo sector de individuos socioeconómicamente en ascenso, no vinculados a la agricultura (pequeños y medianos industriales, autónomos, comerciantes, …), se produce una progresiva sustitución del protagonismo de grupos de base agraria por estos nuevos grupos.

Por último, en los años se inicia un nuevo proceso que probablemente esté provocando nuevos cambios en la estructura socioeconómica de Valencina. Se trata de la expansión demográfica provocada por la absorción de población procedente de la metrópolis.

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