26 de marzo de 2020

Reflexión jueves 26 de marzo #Cuaresma #YoRezoEnCasa




Hoy las lecturas nos pueden parecer duras, con poco margen a la esperanza. Nos podría parecer que nos habla de un Dios castigador, que sólo enfatiza nuestros pecados.
Como si Dios estuviera más propicio a la venganza que a la misericordia.
Y en estos momentos nos haría sentirnos las víctimas inocentes de un castigo celestial.
Pero sabemos que no es ese el rostro de Dios, de ese Dios que puso a su hijo como Salvador y redentor de la humanidad a costa de la entrega de su propia vida.
Quizás nos hemos formado una imagen de Dios por lo que conocemos de los hombres, con todas nuestras miserias elevadas a la categoría suprema, con todos nuestros defectos en grado sumo.

Y no nos hemos dedo cuenta que es al revés, que a Dios lo conocemos no por como deducimos que es mirando al hombre, sino que conocemos lo que es el hombre cuando miramos a Dios.

"Si queremos ver el rostro de Dios, miremos el rostro bondadoso de Jesús"

Cristo es el rostro visible de Dios y, a la vez, modelo perfecto de humanidad. Si queremos saber cómo es Dios, miremos cómo es el Hijo encarnado, si queremos ver el rostro de Dios, miremos el rostro bondadoso de Jesús, si queremos escuchar la voz de Dios, escuchemos a su Palabra que habitó entre nosotros.
Y si queremos saber lo que es el hombre, miremos a Dios, porque Dios vive dentro de nosotros.

Y una vez descubierto su rostro verdadero y escuchada su Palabra, trasformemos nuestro corazón según el corazón de Cristo y seamos para el mundo el rostro de la misericordia, el rostro del amor, el rostro de la paz. Y nuestras vidas y nuestra voz serán, para el mundo, signo y cauce del amor sin medida de Dios y eco de su palabra en el mundo.
Que María sea maestra y consuelo, la Estrella de la Mañana, la Madre de los Dolores, el Rocío del Cielo.

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