29 de marzo de 2020

Reflexión domingo 29 de marzo #Cuaresma #YoRezoEnCasa




En estos días de reclusión terminamos tantas veces temiendo escuchar las noticias. Se enciende el televisor y anuncian muerte, muerte en las portadas de los periódicos, muerte encabezando los noticiarios.

Y entre nosotros, mismos, tal vez contagiados de pesimismo, nuestras llamadas vienen marcadas por el miedo a la muerte física, la propia o la de un ser querido, la muerte que trae esta necesaria pérdida de nuestra libertad, la muerte que conlleva las previsibles consecuencias económicas que probablemente vengan.

En medio de este discurso, hoy Dios viene a hablarnos de Vida. De la vida actual que el Señor hace eterna por el misterio Pascual convirtiéndola en Vida. Hoy es Dios mismo quien nos pregona la Paz de Cristo, la paz interior que es imprescindible para la paz exterior, la Paz que trae a nuestros corazones sus palabras de Esperanza.

La paz que necesita el que ha perdido un ser querido sin poder cogerle la mano, sin ese necesario último adiós que sana las heridas; y hoy Dios le dice como a Marta: resucitará, porque yo soy la Resurrección y la Vida. El es quien les hará justicia y les devolverá la vida que la enfermedad les arrebató; Él abrirá los sepulcros, infundirá su Espíritu y volverá la vida.

La paz que necesitamos los confinados en este ecuador del período decretado por el Gobierno; y hoy Dios nos dice de saber que los que en estos días

Porque con Dios, la muerte dejó de tener la última palabra.

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