El Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan
José Asenjo Peregrina, Arzobispo de Sevilla, ha concedido a D. Francisco
Benítez Pabón la Medalla Pro Ecclesia Hispalense por su dedicación absoluta a
la Iglesia, y en particular a la Parroquia de Nuestra Señora de la Estrella de Valencina
de la Concepción.
Dicha Condecoración le será
impuesta al Sr. Benítez Pabón en el transcurso de la Solemne Eucaristía
presidida por nuestro Prelado que celebraremos el próximo sábado 2 de junio a
las 12 del mediodía en esta parroquia.
"Su vida es una entrega total y absoluta a la parroquia, para la que no escatima horas ni esfuerzos"
D. Francisco Benítez Pabón,
sacristán de la nuestra Parroquia, no es un sacristán al uso. Su vida es una
entrega total y absoluta a la parroquia, para la que no escatima horas ni
esfuerzos, y de forma altruista, sin consentir ningún tipo de gratificación y
sin que nadie haya escuchado jamás de sus labios quejas, reproches ni críticas
hacia nadie. Su disponibilidad es completa y en ella ha formado parte de todas
las áreas pastorales: ha sido catequista, miembro de junta de gobierno de la
hermandad de Torrijos, y desde hace años es presidente de la Adoración Nocturna
de Valencina, director de Cáritas Parroquial, agente de Pastoral de la Salud,
miembro de la Junta Económica y del Consejo de Pastoral, imparte los cursillos
prebautismales y hace las funciones de sacristán. Su conciencia de la comunidad
parroquial le ha llevado a ser hermano de las tres hermandades del pueblo como
signo de comunión. Ha sido fiel y obediente a todos los párrocos que han ejercido
el ministerio en esta a lo largo de estos años, pues es hombre de Iglesia y a
ella se ha entregado. Tras haber realizado los cursos de Teología para seglares
fue instituido lector y posteriormente acólito. Es un hombre sencillo; toda su
vida trabajó como tornero en una empresa aeronáutica hasta que se prejubiló
hace más de 20 años, intensificando desde entonces sus tareas al servicio de la
parroquia.
Es de esos hombres de los que
nadie es capaz de hablar mal. Querido por todo el pueblo, es modelo de
cristiano ejemplar que se nutre de la Eucaristía diaria y entregado en cuerpo y
alma a la Iglesia, con una recia devoción al Santísimo Sacramento y a María Santísima.
Un valencinero que hace aún más
grande a Valencina
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