La semana pasada nuestros niños y niñas de catequesis tuvieron, junto a los catequistas y nuestro párroco, un encuentro con el Señor.
Fué un instante cargado de simbolismo y de reflexión, donde los niños y los adultos aprendimos unos de otros sobre el significado de la Adoración del Señor.
Empezamos guardando silencio para concentrarnos (con los ojos cerrados), poniendo nuestro corazón y nuestra mente en Jesús, sólo en Jesús. Recordamos a los niños dónde estamos, con quién estamos, quién es Él y quiénes somos nosotros y, por tanto, cómo debemos estar.
La unción y reverencia con que se realiza la genuflexión, la piedad con que se hace la señal de la Cruz, la actitud y el porte reverente y sosegado, la verdad e intensidad de las palabras que se utilicen, crean un clima idóneo para todo momento de oración con los catequizandos.
Un acto que fue del agrado y del provecho para todos los asistentes.
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