El pasado sábado 18 de octubre, los niños y niñas de catequesis participaron con gran ilusión en el Rosario en honor a la Virgen, recorriendo en oración las calles cercanas a nuestra parroquia.
Esta entrañable celebración, que se viene desarrollando desde hace más de diez años, se ha consolidado como una tradición viva que une a generaciones de familias, niños y jóvenes en torno a la fe y al amor a María.
La organización corre a cargo del grupo de Tercero de Confirmación, que asume cada año la preparación del acto con un profundo sentido de responsabilidad y servicio. Son ellos quienes fijan los puntos donde se leen los misterios y distribuyen las tareas de cada grupo, de modo que participan todos los niveles de catequesis, desde los más pequeños —los niños del Despertar en la fe, que dibujan cartulinas ilustrando los misterios— hasta los jóvenes que se preparan para recibir la Confirmación.
Durante el recorrido, cada grupo se encarga de leer un misterio y rezar las Avemarías, adaptando el número según el tiempo del trayecto entre un punto y otro. Además, los jóvenes coordinan el turno de las andas de la Virgen, que van siendo portadas por los distintos grupos en un gesto de unidad y colaboración.
En las semanas previas, los organizadores elaboran también los enseres, adornos e indumentarias, que cada año se renuevan con creatividad y esfuerzo, fruto de un trabajo en común que refuerza el aprendizaje, la convivencia y la fe compartida.
Más allá de un acto devocional, el Rosario de los niños se convierte en una verdadera experiencia catequética y comunitaria, donde se aprende a rezar participando, servir colaborando y creer caminando juntos. Una expresión viva de cómo la oración puede ser también escuela de vida, de amistad y de compromiso cristiano.
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